LA MOCHILA
Decimos que cada uno llevamos
cuando nos relacionamos a una cierta edad una mochila de piedras detrás. Esas
piedras pueden ser grandes como losas que impiden relacionarte, que te entren
angustia, miedo e inseguridad que no permiten más que bloqueos para la
siguiente relación. O puede ser que esa mochila lleve arenilla o pequeños
guijarros, con una leve carga, que poco a poco va liberándose a medida que el
tiempo pasa.
Ella se cargó con una mochila llena
de piedras de emociones que la inhabilitaba, se angustiaba cuando las emociones
iban a más, le entraba miedos y huía con su mochila. Para ella era como subir
una montaña llena de riscos altos pero que nunca alcanzaba la cima y cuando lo
hacía llegaba cansada y con la espalda pesada, angustiada.
Para él, su emocionalidad le
angustiaba, también su mochila estaba llena de piedras. Más grandes o más
pequeñas. Él era como un potrillo desbocado con lo cual no tomaba consciencia
de cuántas piedras iba llenando en la mochila.
Cuando se encontraron la chispa
surgió. Su intensidad era muy grande. Pero aquello asustó a los dos. A los dos
les entraron los miedos, el miedo de sus mochilas y entre palabras sin sentido,
malentendidos por terceras personas, terminaron distanciados.
Ella fue liberando sus piedras, entendía
que para querer no podía acarrear a sus espaldas tantas piedras, guijarros del
pasado. Dejo pasar un tiempo. A cada momento que sale a la naturaleza libera
una de esas piedras y se carga de otro tipo de paisajes. Otro tipo de
vivencias.
Un día, con toda su valentía,
creyó oportuno llamarle a él. Fuera rencores, fuera piedras de destrucción. Fue
una conversación muy amena. Esa conversación fue la primera piedra para
construir una nueva etapa. Las piedras no solo las llevas en la mochila. Las
piedras también pueden construir nuevas etapas. Ahora ella, puede descansar
sentirse un poco más tranquila.
Microrrelato para @divagacionistas
#relatosPiedras mes de Febrero
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