FRANCIO, EL HIJO DE PEREY (II)


Era una tarde de 1935, Marguerite tenía 26 años, se encontraba en la biblioteca del Instituto leyendo un trabajo de investigación americano. Los americanos habían encontrado partículas beta emitidas por actinio. Ya tenía suficiente experiencia sobre el actinio para saber que los americanos habían errado en el trabajo ya que el actinio no era sólo fuente de partículas beta. Ella no creía que las partículas beta podrían provenir del actinio, no con esa energía. Tenía la intuición que decaía en un átomo diferente y que era éste el que la emitía.

Se las ingenió para preparar una muestra ultrapura y descubrió que si el Actinio es el elemento 89, este emitía una partícula alfa, es decir que pierde dos protones y se convierte en un átomo con los 87 protones, por lo tanto el hijo del actinio era el elemento 87.

¡!Eureka!!! Marguerite había dado con el elemento 87 que se unían al grupo de los metales alcalinos. Ahora había que darle un nombre. El grupo de trabajo se reunió para decidir el nombre:

-        Como bien sabéis hay que ponerle un nombre al bichejo que acabamos de descubrir – comentó en torno de sorna André.

-        No sabemos cómo llamarlo, proponed nombres – comentó Irene Joliot

-        Si deriva del actinio, podemos llamarlo Actinium K – contestó otro miembro del grupo

-        A mí me gustaría que llevará el nombre de mi país Francia como hizo Madame Curie con el Polonio – dijo tímidamente Marguerite.

-        ¿Francio? No está mal – asintió André.

-        Pues Francio se queda – dijeron todos.

El grupo pensó que lo mejor para Marguerite era que se doctorase. Pero ella no tenía ni el bachillerato por lo cual decidieron apartarla de todas las tareas del laboratorio y le dieron una beca para que fuera a la Soborna. Años más tardes logró graduarse en Medicina.

El 21 de marzo de 1946, Marguerite presentaba su tesis cuya última frase recogía el privilegio del descubridor: “El nombre Francio, Fa, se propone para el lugar 87”. Actualmente, el francio, se abrevia como Fr

Marguerite Perey murió en 1975 como tantos otros radioquímicos, como su mentora Madame Curie, por la radiación pero fue impulsora de introducir la seguridad en los laboratorios nucleares. Empezó desde abajo pero su tesón y su valía demostró ser una mujer muy valiosa en el mundo de la química nuclear y que más tarde o más temprano las cosas siempre llega.  No importa el tiempo, sino el estar ahí, no importa el título ni los formalismo sino la valía y la calidad.


Este cuento participa en la iniciativa de @hypatiacafe con el tema #PVelementos del mes de agosto



Esta inspirado en Marguerite Perey

FRANCIO, EL HIJO DE PEREY (I)


Su madre le había preparado el desayuno aquella mañana mientras ella estaba de aquí para allá por la casa  ultimando las cosas para su primer día:

-        Lo llevas todo- le dijo su madre con voz cuidadora.

-        Si, mama, no me pongas nerviosa, que si no se me olvida algo-le replicó Marguerite.

-        Ve tranquila y no te pongas nerviosa- su madre le insistió, más de tranquilizarla, conseguía ponerla aún más nerviosa.

Marguerite siempre quiso ser médico pero tras la muerte de su padre la familia no tuvo recursos para ello. Con esfuerzo y a pesar de la oposición de su madre que quería que Marguerite se dedicase a tener una familia, consiguió un título de técnico de laboratorio químico en la Escuela de Enseñanza Técnica Femenina. Así que el contrato que se le ofrecía iba a estar muy próximo a la medicina a corto plazo.

Aún recuerda cuando fue entrevistada por Marie Curie. Recuerda esa mañana cuando se presentó una señora muy amable y vestida con ropas de trabajo que confundió con la secretaria del laboratorio. Fue al hablar con ella cuando se dio cuenta de su inteligencia y del dominio de las materias y que era la fundadora del Instituto del Radio. Se puso más nerviosa de lo normal y aquello le resultó intimidante. Sin embargo, Perey se sorprendió al encontrar que había sido contratada e iba a trabajar con nada más y nada menos que con Marie Curie, ganadora de dos premios Nobeles.

Nada más entrar por la puerta del Instituto en su primer día, sus primeros pensamientos fueron:

-¿Dónde me he metido? ¿Y si no lo hago bien? – Se decía a ella misma en su cabeza.

- Confía en ti, si estás aquí, es porque habrá visto algo en ti, toca demostrar lo que vales – Y así una y otra vez era su discurso.

- Buenos días Marguerite- Le saludó Madame Curie, volviéndole a la realidad- toca empezar con el trabajo, ¿estás lista?

-Mais oui, Madame- contestó tímidamente Marguerite.

Marie Curie y Marguerite Perey se volvieron inseparables durante años. Marguerite absorbía lo que su maestra le enseñaba y Marie disfrutaba de tenerla en su laboratorio. Esa unión duró hasta 1934 en que Marie Curie murió a causa de la radiación.

Como llevaba algún tiempo trabajando en elementos radiactivos, tras la muerte de Marie fue propuesta como radioquímica, un puesto bastante interesante dentro del Instituto.

Un día tomando un café en la sala de descanso, vino Debierne descubridor del actinio:

-        Marguerite, ¿quieres trabajar en mi grupo? Necesito una persona de tus características – Le propuso André.

-        ¿Quién yo? Estoy ahora misma enfrascada en unos proyectos que Madame Curie quería terminar – replicó Marguerite.

-        No te preocupes, ya he hablado con Irene y ella ya he encontrado sustituta, me ha dado su beneplácito y te puedes venir a trabajar conmigo – él la miraba con insistencia.

-        No sé qué decir, es tentadora su oferta – ella quedó en silencio pensando unos minutos – voilá, ¿cuándo podría empezar?.

-        Ya mismo, si quieres – André contestó entusiasmado.
André Debierne sabía que Marguerite Perey tenía buenas ideas y que podría continuar con la preparación de las muestras de actinio


Este cuento participa en la iniciativa de @hypatiacafe con el tema #PVelementos del mes de agosto

Esta inspirado en Marguerite Perey

ELEMENTOS FORMULADOS COMO SCIKUS



Americio-241
Fuente de neutrones soy
me divierto emitiendo en alfa
americio soy mellizo


Fósforo
Almaceno la energía
formo parte de tus bellos escutoides
y vivo en el bloque 3p

Bario
El niño quería
fuegos de colores ver
bario, verde fue


Participo con estos scikus, como #polivulgador , en la iniciativa @hypatiacafe para el mes de agosto sobre #PVElementos