¿PUEDE SER QUE HAYA UNA SALIDA?

No sé si me quedan amigos aquí en España o la mayoría salieron fuera buscando un futuro mejor del que este país podría ofrecer. Dice la canción de Dani Martín que “Puede Ser” que nacemos y morimos solos y así se está quedando este país solo de científicos. Hace justo 10 años fue mi último intento de “escapar” de este país y seguir desarrollándome como científica fuera de las fronteras pero el idioma me lo impedía. Ahora soy yo la que se ha quedado aquí, sola y todos los demás, que he ido conociendo a lo largo de los años se han ido yendo para arraigarse en otros países. Se han ido bien porque el laboratorio de la Universidad de él se quedaba sin financiación y el contrato de ella era muy precario y tuvieron que irse a las antípodas, nada menos que a Tasmania. Ahora allí, la vida es diferente, reconocimiento científico de ambos pero un matrimonio roto, cosas de la vida y nuevas parejas. ¿La vida cómo girará para ellos?
Otra, con su postdoc, se fue al JRC en Ispra recién acabado su doctorado, después enlazando con otro postdoc en Chequia se preparaba las oposiciones para una plaza en el JRC (El laboratorio Europeo). El por qué lo hizo, le ofrecían un reconocimiento mejor que aquí y huía de una situación familiar que no le gustaba. Sigue allí, a pesar que las circunstancias han cambiado. Es feliz en su mundo o eso dice, siempre trabajando, proyectando algo, ella es mi cerebrito y yo su monstruito. Echo de menos mis conversaciones con ella y los juegos científicos informáticos de lógica que me planteaba. Cada vez que viene me es difícil quedar con ella, la familia prima más.
Otros, aun teniendo trabajo aquí en OPIS tuvieron que salir ante un maltrato psicológico de la empresa al marido que hacia correr en peligro la familia formada. Están en Suecia, país de él, ella en una buena empresa química donde se ha hecho valorar por su trabajo y ha subido de puesto en poco tiempo.  
Y qué decir de mi inglés favorito, si, ellos también se van fuera, como nosotros. Está en América como entomólogo donde le retiene una hija y ahora un nuevo matrimonio muy americano.
De mis compañeros del Master de Orgánica que nunca acabe la mayoría están todos fuera haciendo el doctorado. Algunos aquí otros se quedarán.
Y doy gracias de seguir estando en contacto con ellos a través de videollamadas de WhatsApp o de Skype. Cuando vienen a España y quedamos a una comida aprovechando el último segundo, pero no es lo mismo ya. El arraigo les está haciendo mella. Alguna amiga me confiesa que no se quiere arraigar pero que no le queda otra. Cada vez les veo más desvinculados de este lugar tan extraño que se ha convertido este país para la ciencia o seré yo que ya no tengo cabida en la ciencia. Como dice la canción nacemos y morimos solos y aquí seguimos esperando a que las cosas cambien.


Participo con este microrrelato, como #polidivulgador , en la iniciativa @hypatiacafe para el mes de Enero sobre #PVCienciaEmigrante

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