GEOLOGÍA DE MERCADILLO

Mi primer contacto con la Geología fue en primero de carrera, con la asignatura de Geología. La profesora que tenía, que obviamente después de veintitantos años, no recuerdo su nombre, empezó explicando las estructuras morfológicas en que cristalizaban los minerales y que yo, intentaba encontrar alguna similitud en el parquet de mi casa. Aquello me resultaba divertido. Luego pasó a una parte que no recuerdo bien pero que me resulto un poco árida. Esa asignatura se aprobó bien y ya no más se volvió a tocar en la carrera.

Años después, en un curso de esos que haces cuando acabas la carrera, conocí a Ramón, un geólogo, que era en aquel entonces administrativo en un ministerio y que su afán era seguir opositando para seguir acabando trabajando de lo suyo. En el descanso del curso, nos contaba que hizo la carrera ya mayor porque de siempre le gustaba la Geología de cuando iba al campo. He de decir que en un mes y medio aprendí de rocas que en un año de aquella asignatura de primero. Nos contó que tenía un pequeño puesto de rocas en el mercadillo de Villalba al que dedicaba unas horas cada sábado y que bueno, así se sacaba un dinero extra.

Nos lio al todo el grupo de la clase con una oposición de Medio Ambiente. Cada uno teníamos que hacer un tema. En agradecimiento, y no sé si es porque le había caído mejor, me regalo unas preciosas geodas de cuarzo que todavía conservo. Recuerdo que nos traía piedras, las llamo piedras, pero realmente eran piritas, feldefastos…y nos explicaba de donde provenían, sus propiedades. Era una clase extra que era impagable.

Acabado aquel curso, me anime a hacerle una visita al mercadillo. Nos pusimos a hablar y de pronto me vi vendiendo piedras como si fuera una más. Si era mujer les metía un rollo distinto que si era hombre y no era cosa de distinción, era cosa de vender la piedra en cuestión y era cuestión que las mujeres se fijaban en un tipo de piedra distinta a la de los hombres. Ramón decía que “tenía mano” en la venta y que fuera más veces puesto que veía que ese sábado la ganancia había incrementado. Fue una mañana divertida. En los descanso, Ramón me seguía enseñando cosas de minerales. Me contó su experiencia en el CAP y que sus alumnos se animaban mucho con él. Desde luego era muy buen comunicador.

Le perdí la pista hasta que años después nos volvimos a encontrar en el IGME. Fuimos compañeros de trabajo por unos años. El por fortuna sigue trabajando allí, en el Museo. Llego tarde en el mundo de la Geología, vendiendo minerales en el mercadillo ahora tiene el trabajo con el que soñó, todo un ejemplo de superación. Eso sí, me lleno la casa de minerales y la cabeza de sabiduría. 

Participo como #Polidivulgador en el mes de mayo en @hypatiacafe con este relato con el tema #PVGeologia




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