CUÁNDO NOS HABLA LA INTUICIÓN
En ocasiones llegan al laboratorio
muestras con analitos de difícil determinación. Intuyes por el color y olor qué
pueden contener aunque en ocasiones puedes llevarte un no rotundo. En otras
ocasiones, cuando te llegan exámenes de validaciones es más difícil pues vas a
ciegas en el momento que recibes la muestra ya que no tienes ni un punto de
referencia previo, solo qué contiene tales elementos y que tienes determinar
cuantitativamente el analito de interés.
Cuando llegan muestras para
validaciones a través de una auditoría aquí entra en juega en muchos casos la
intuición del técnico del laboratorio. Hay organismos serios que preparan bien
las muestras dejando al técnico que razone y analice frente al equipo su
muestra. En otros casos, dan una muestra que se intuye que por color, tamaño de
ella, olor, se ha analizado previamente en ese laboratorio mediante otro
ejercicio bajo otro organismo y ahora otro organismo la está utilizando como
ejercicio de auditoría.
Un técnico si intuye, si es la
muestra, la coge la compara y ve si es de la misma naturaleza. Ya previamente
tiene los resultados de partida. Hace el análisis, da sus resultados y compara
con los previos de ese análisis, si coincide con ellos, su intuición resultó
certera. Y los da como válidos los de la muestra nueva.
Esto realmente es lo que ocurre
en muchos laboratorios de análisis. Se funciona con la intuición. A pesar de
darle un código de calidad nuevo según la ISO 17025 sabes que es la misma
muestra que analizaste haces unos meses y que guardas en tu base de datos. Pero
ante un auditor de la Compañía Pepinillos no le vas a dar sino que le vas a dar
los resultados de su muestra.
A veces, me he preguntado si esto
es intuición o astucia, porque hay una línea muy fina entre las dos o es la
experiencia de muchos años o es la mejora de la Compañía de Auditoría. Pero es
un hecho que hoy por hoy se da en la vida de un laboratorio normal de análisis.
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