Una tarde de Verano con Curie
Era un verano como otros, mi
madre iba a trabajar a Telégrafos que en aquel entonces se situaba en el
Palacio de Cibeles y ya llevaba unos años que en verano no podía llevarme con
ella. Ya era mayor para estar en la oficina y perfectamente podía estar en casa
a pesar de mis 8 años además venía mi abuela desde Cáceres a pasar los veranos
con lo cual la situación para mi madre era mejor.
Solía salir a jugar con los niños
de la calle, jugábamos al béisbol, al rescate o simplemente hablábamos pero al
mediodía cuando subía a casa, me aburría, mi cuerpo me pedía algo más. Recuerdo
que leía, me enfrascaba en las lecturas de mi edad, pero el cuerpo me pedía
algo más. Una tarde de verano se lo hice saber a mi madre. Estaba echada la
siesta.
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Mama, me aburro un poco
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Pero tienes el ganchillo
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Ya pero me canso, quiero algo más, es que me
aburro, no me habláis
-
A ver hija, estoy cansada
-
Ya, abuela no juega conmigo
Mi madre busco en un pequeño
armario que hay arriba de la puerta, tres libros de cuando ella era pequeña.
-
Voy a darte estos tres libros que eran míos, elige
el que más te guste
-
A ver, “Quevedo” “Madame Curie” “Pasteur”
-
Los leí cuando yo era pequeña, te los lee y
luego me los cuenta
Elegí por azar el de “Madame
Curie”, quizás porque la foto de la portada me daba tranquilidad y era de una
mujer bonita. Me puse a leerlo. Enseguida vi similitudes conmigo. Se quedó sin madre
de pequeña, yo me quedé sin padre de pequeña. Una cuando es pequeño busca
personas de quienes fijarse. Aquel verano de los ochenta me fijé en Madame Curie
y ella marcó mi vida. Se puede decir que es una persona muy manida en cualquier
científico y más siendo mujer, tal vez.
Recuerdo mis viajes a Cáceres
cuando era pequeña. Recuerdo que estaban construyendo la Central Nuclear de
Almaraz. Aquella central me fascinaba. En cada viaje, había una cosa nueva. No
entendía por aquel entonces muy bien lo que era la Energía Nuclear. Se lo
preguntaba a mi madre que era aquel edificio y mi madre me respondía pero creo
que mis preguntas le incomodaban un poco. Cada paso por Navalmoral de la Mata
era el aviso que pronto estaríamos cerca de la central. Cada vista desde del
Puerto de Miravete era un espectáculo.
Leyendo a “Madame Curie” pude entender
mejor aquello, esa relación de radiactividad y la central Nuclear. Digo
entender, una niña pequeña no logra entender como tal, le falta conocer muchos
conocimientos que llegarían en el futuro. En ese momento, la Central de
Almaraz, la Energía Nuclear, Madame Curie, la radiactividad…me fascinaba.
Recuerdo que en el instituto empezábamos a hacer un periódico. Dado mi
aburrimiento veraniego, se me ocurrió hacer un miniperiódico con noticias
pequeñas que hacía a mano. Una de las noticias era de la Central. Lo quería
vender a 1 peseta. No vendí ni uno por si lo queréis saber. Otra asignatura
pendiente, periodista científica.
Actualmente, soy química, me dediqué
a la radioquímica en un laboratorio de Inglaterra, en el Ministerio de Defensa
y en otra OPI, hace unos años estudié el Master de Ingeniería Nuclear y
Aplicaciones para completar mi formación y por saber más aunque casi acaba
conmigo y mis expectativas del mundo nuclear y de las personas en las que va a
caer en el futuro.
Considero que Madame Curie ha
sido una buena referencia para mí, sí. Tengo una curiosidad innata, pero cuando
oigo hablar de radiactividad mi mente pide saber más. Este año, por mi cáncer,
incluso en pruebas nucleares he querido saber, tal vez para minimizar los
nervios de todo el proceso en el que estaba metida.
El libro es un libro muy pequeño
y de simple lectura pero me lo he leído un montón de veces a lo largo de mi
vida. Si no llega a ser por esa tarde aburrida de verano, tal vez hoy mi futuro
hubiera sido otro.
Con este microrrelato participo como #Polidivulgador en @hypatiacafe en el mes de octubre con el tema #PVreferentes